Escribir bien es una habilidad importantísima y sorprendentemente subestimada.

Tan subestimada que es posible encontrarse con profesionales con años de experiencia que son incapaces de escribir un correo de forma coherente. A todos nos ha tocado ese colega que escribe mensajes que hay que descifrar en vez de leer.

Gran parte de cualquier trabajo profesional es comunicarse. Y una parte importante de esa comunicación se da de forma escrita. Si puedes escribir de forma concisa y clara, tendrás una ventaja competitiva importante.

O al menos la habrías tenido hasta la llegada de las inteligencias artificiales que escriben mejor que la mayoría de los humanos.

La masificación de ChatGPT y herramientas similares ponen la buena redacción al alcance de todos, generando varias preguntas interesantes sobre el futuro próximo de la escritura: ¿Seguirá siendo una ventaja competitiva? ¿Vale la pena seguir esforzándose para escribir bien? ¿Tiene sentido que en los colegios las evaluaciones sigan siendo escritas? ¿Se verán disminuidas nuestras facultades mentales si dejamos de escribir?

Para entender la relevancia de este fenómeno, hay que recordar que, a pesar de la vertiginosa adopción de ChatGPT desde su lanzamiento, este tipo de herramientas recién comienza a integrarse al ecosistema de aplicaciones y plataformas que usamos para escribir diariamente. Ya es posible usar un asistente de IA en herramientas como Notion y pronto estará disponible en las aplicaciones de Microsoft Office las cuales son usadas por cientos de millones de personas en todo el planeta. Seguramente, en un futuro cercano tendremos herramientas del calibre de ChatGPT disponibles en las aplicaciones más populares del mundo, como WhatsApp, Instagram o Gmail.

Personalmente, me gusta escribir y considero mi habilidad para hacerlo algo que me destaca como profesional. Por eso, me intriga cómo la masificación de esta tecnología cambiará el futuro de la escritura (y mi futuro) en el corto y mediano plazo. He estado leyendo bastante al respecto últimamente, y en este artículo quiero aterrizar algunas de las posibles respuestas que he ido encontrando.

Una nota importante: al hablar de escritura en este artículo, estoy excluyendo totalmente la literatura.

Escribir bien será menos valioso… ¿o mucho más?

“Si la IA convierte la escritura mediocre y sin nuevas ideas en un producto genérico ¿aumentará el precio de la buena escritura? La historia nos ofrece algunos indicios positivos” — Paul Graham, inversionista y escritor.

La masificación de los grandes modelos de lenguaje (LLM) como GPT-3 (o GPT-4) facilitarán el acceso a una mejor escritura para muchas personas. Esto plantea al menos dos preguntas importantes.

La primera, es cómo esto afectará a las personas que tienen dificultades para escribir hoy: ¿se verán beneficiadas o perjudicadas por estas herramientas?

La segunda, es qué pasará con las personas que hoy escriben bien: ¿sus capacidades serán menos valiosas, o más?

Antes de responder, tiene sentido preguntarse… ¿es suficientemente buena la escritura de estas herramientas? Mi opinión es que sí. Si bien no es un escritor sofisticado ni muy original, ChatGPT me parece un asistente competente: es capaz de estructurar párrafos coherentes sin requerir mucho contexto, además de otras capacidades únicas como resumir, expandir, parafrasear o adaptar el estilo de un texto ya escrito.

La velocidad también juega a su favor: todas estas tareas — que tomarían a un universitario recién egresado minutos o horas — son resueltas por ChatGPT en segundos.

Más allá de mi opinión, también han aparecido ya varias noticias de colegios y universidades donde se ha puesto a prueba ChatGPT como un estudiante más, obteniendo calificaciones decentes. Obviamente, no escribe de forma sobresaliente, pero sí mejor que un estudiante promedio.

“Muchos de los párrafos de ChatGPT son relleno, pero así también escriben mis estudiantes” — Un profesor hablando sobre ChatGPT.

No obstante, la calidad de lo que escribe ChatGPT es solo una parte de la ecuación. La otra parte — de la cual no se habla tanto — son las deficientes habilidades de escritura que tiene el trabajador promedio. Incluso en trabajos de oficina, hay personas que no pueden articular un correo o un WhatsApp con mucha coherencia. Y en ocupaciones operativas o manuales, la mala escritura es una barrera que dificulta aspirar a empleos más lucrativos ¿Se verán estas personas beneficiadas por la penetración de estos modelos de lenguaje?

Yo creo que sí. La masificación de estas herramientas será beneficiosa para muchas personas que no dominan el lenguaje escrito por falta de educación. Seguramente, también ayudará a nivelar el terreno entre personas que hacen un buen trabajo pero no pueden mejorar sus expectativas por falta de habilidades de comunicación escrita. Por ejemplo podríamos imaginar a un jardinero u obrero para el cual será mucho más fácil escribir un WhatsApp para resolver tareas de comunicación profesional como buscar trabajo, negociar un precio o justificar una ausencia.

Además, lo más probable es que pronto tengamos asistentes de escritura disponibles en las aplicaciones más usadas del mundo, como por ejemplo WhatsApp con sus 2 mil millones de usuarios. Las grandes compañías tecnológicas ya han conseguido que incluso los usuarios con menos educación usen sus plataformas diariamente para hacer tareas que antes se consideraban sofisticadas, como enviar imágenes o audio. Es lógico que también logren introducir estas nuevas herramientas de forma nativa en sus aplicaciones sin muchos problemas de adaptación.

Retomando la segunda pregunta, cabe considerar a las personas que están en los mejores niveles de escritura, en distintas profesiones. Creo que para este tipo de profesionales, ChatGPT no será un reemplazo sino una herramienta más en la caja para potenciar su escritura. Es difícil pensar que ChatGPT — al menos con su habilidad actual — pueda reemplazar a quienes sacan más jugo al lenguaje, como novelistas, periodistas, académicos o comediantes. Por ahora, creo que este tipo de herramientas solo servirán para potenciar las habilidades y la originalidad de las personas que ya escriben bien, así como ya lo hacen otras herramientas con IA.

Finalmente ¿qué pasará con las personas que se sitúan en la mitad de la curva de habilidades de escritura? Si se cumplen mis predicciones anteriores, quienes tengan niveles de escritura que transiten entre lo mediocre y lo decente, probablemente serán los más afectados negativamente. Creo que esto ocurrirá porque su nivel de escritura no será el suficiente para distinguirse de quienes usen IA para escribir a un nivel promedio.

Si esto ocurre, significará que la escritura medianamente buena seguramente dejará de ser una ventaja competitiva. Esto pondrá en aprieto a muchas personas — especialmente en trabajos profesionales de baja sofisticación, como secretarias, asistentes o ejecutivos de cuentas — quienes tendrán que renovarse para mantenerse en sus trabajos, seguramente potenciando otras habilidades como el manejo de tecnología, la capacidad de gestión y organización o bien la comunicación oral.

Pero no solo cambiará el mercado laboral. Un mundo en el cual escribir pierde valor transformará la naturaleza de la educación y el pensamiento. Eso exploraremos en la siguiente sección.

De escritores a editores y el futuro del pensamiento

“Escribir es pensar. Escribir bien implica pensar con claridad. Por eso es tan difícil” – David McCullogh, historiador y escritor.

La escritura ha sido hasta el día de hoy uno de los cánones para evaluar aprendizaje y entendimiento. Especialmente en países desarrollados, el ensayo escrito es una herramienta central en los sistemas escolares y también se utiliza para filtrar el acceso a universidades y trabajos, a través de cartas de motivación.

Al facilitar el acceso a una mejor escritura, los grandes modelos de lenguaje traen sin duda una disrupción de los modelos educativos del presente.

Por el momento, hay muchos profesores recomendando enfoques adaptativos, por ejemplo: hacer que los estudiantes utilicen ChatGPT como parte de sus tareas. También hay otros que optan por aproximaciones restrictivas, como prohibir su uso o reemplazar sus evaluaciones escritas por evaluaciones orales. En cualquier caso, parece que la escritura está condenada a perder valor como herramienta educativa.

“Profesor, ¿de qué me va a servir escribir un ensayo en la vida real?” – Un diálogo plausible en clases de lenguaje el año 2030.

Esto es muy relevante porque la escritura no es solo un método de evaluación: también es una herramienta íntimamente ligada con nuestra capacidad para pensar. Cuando enseñamos a un estudiante a escribir un ensayo, también lo estamos capacitando para buscar, investigar, criticar, pensar de forma coherente y generar ideas originales.

Con la masificación de los grandes modelos de lenguaje, la escritura será reemplazada en su mayoría por la edición de textos algorítmicamente generados. Los mejores estudiantes serán aquellos que puedan solicitar, ajustar y estilizar de mejor forma las respuestas de estas herramientas. De educar escritores, pasaremos a educar editores. Esto tendrá un impacto profundo en nuestras habilidades de reflexión.

¿Será un cambio para bien o para mal? Mi pronóstico es más bien pesimista y creo que afectará principalmente dos dimensiones del pensamiento humano: la originalidad y el pensamiento crítico. Argumentaré el porqué de cada uno a continuación.

Originalidad

A grandes rasgos, todos los modelos de lenguaje natural funcionan de la misma forma: son entrenados para codificar los patrones de un conjunto inmenso de datos (prácticamente toda la internet escrita) y luego utilizan un modelo matemático para calcular la secuencia de palabras más probable como respuesta a una solicitud (prompt).

Esta forma de funcionar implica que en gran parte de lo que responderá ChatGPT estará dentro de la norma: lo más probable es, por definición, lo más común.

A medida que nos vayamos volviendo más dependientes de estas herramientas para escribir, seguramente iremos viendo como el conjunto general de ideas se va haciendo más pequeño. También, veremos como los diferentes estilos de escritura irán convergiendo a un gran estilo homogéneo, en el que todos terminaremos escribiendo influenciados por la estética insípida y convencional de herramientas como ChatGPT.

El pensamiento original también entra en juego cuando tenemos que sintetizar contenido y explicarlo con nuestras palabras. Una cualidad poderosa de la escritura, es que es una de las únicas formas de comprender un tema desde nuestra perspectiva. Si pasamos de escritores a editores, seguramente perderemos la capacidad para realizar esa interpretación original que conlleva la síntesis y nos estaremos restringiendo a comprender el mundo a través del lenguaje de otros.

Las ideas innovadoras o fuera de la caja y las nuevas formas de presentar un tema ya conocido tendrán menos oportunidades de aparecer mientras más dependamos de estos modelos. Por si fuera poco, esto ocurrirá en un ciclo en constante retroalimentación: escribiremos textos en base a las ideas comunes del modelo, los cuales serán parte de su próximo conjunto de datos de entrenamiento, haciendo más probable encontrarse con las mismas ideas.

Ya hemos visto estos ciclos de retroalimentación positiva en otras aplicaciones que usan inteligencia artificial. Un claro ejemplo son las burbujas de contenido que ocurren en las redes sociales como Twitter o Facebook, en las cuales los usuarios reciben incansablemente contenido que solo concuerda con su postura política o ideológica.

También es importante considerar que — igual que como discutimos en la sección anterior — es posible que haya un conjunto de personas que pueda usar estas herramientas para aumentar la originalidad de lo que escribe. Es por ejemplo lo que pasa cuando pides a ChatGPT escribir “una canción sobre el ajedrez en el estilo de Marcianeke”. Hay una originalidad estilística que puede emerger al usar el ingenio en la forma de usar los modelos de lenguaje natural.

Mi pronóstico es que estas personas serán solo excepciones. El grueso de la gente se contentará con “lo que dijo el chat” y veremos cómo vamos perdiendo la habilidad de generar contenido originales.

Pensamiento crítico

El pensamiento crítico — la capacidad de dudar sobre lo que se presenta como verdadero y de contrastar diferentes fuentes de información para llegar a conclusiones informadas — ya está pasando por un mal momento. Hoy, con una búsqueda rápida en Google podemos encontrar un artículo más o menos serio para justificar prácticamente cualquier postura.

Creo que la decadencia actual del pensamiento crítico se verá potenciada por los grandes modelos de lenguaje. Uno de los principales riesgos de estas herramientas es que casi siempre responden con seguridad, aún cuando están dando información derechamente falsa. Esto, sumado a su incorporación en los grandes buscadores (ya está GPT-4 en Bing, seguramente pronto tendremos un modelo similar en Google), hará que el ejercicio de comparar diferentes resultados de búsqueda pase a ser una conducta prácticamente obsoleta.

Porque preguntar a ChatGPT es mucho más fácil y rápido que buscar en Google. Y nos encanta confundir lo rápido con lo verdadero.

En este sentido, puede que estemos presenciando el fin del pensamiento crítico. O tal vez el comienzo de la nueva era del pensamiento crítico. Puede ser que los mejores pensadores de esta nueva era sean quienes puedan solicitar a estos modelos justificaciones y verificaciones de sus respuestas. El patrón se repite: parece que los mejores escritores del futuro serán los mejores editores.

Conclusión: el futuro de la escritura y el pensamiento

Es común que frente al surgimiento de una nueva tecnología nos preocupemos por el futuro del conocimiento, el aprendizaje y la sabiduría.

Este tipo de reacciones, ya aparecen por ejemplo en las enseñanzas de Platón. A este filósofo le preocupaba que la transición desde la cultura oral a la escrita pudiera afectar nuestra capacidad para alcanzar la sabiduría. Según él, el verdadero conocimiento se manifestaba como el poder de transmitir la verdad a otros mediante el diálogo y la retórica, lo cual implicaba memorizar diferentes argumentos sobre cada tema.

No cabe duda de que la escritura cambió el pensamiento humano disminuyendo nuestra dependencia de la memoria. No obstante, creo que en este caso nos encontramos en una situación diferente: las IA generativas irán deteriorando otras habilidades mucho más importantes que la memoria: el pensamiento crítico y creativo.

Ante estos cambios ¿vale la pena seguir escribiendo? Yo creo que sí, pero los casos de uso en los cuales escribir sea una ventaja competitiva irán disminuyendo cada vez más. Si puedes usar estas herramientas para escribir mejor que el promedio, mi recomendación es que las uses lo más que puedas, aprendiendo a sacarles el mayor provecho posible. Por otro lado, si no aspiras a destacar por tu escritura, probablemente te convenga más desarrollar otras habilidades. Incluso aquellas habilidades relacionadas con utilizar los modelos de lenguaje con destreza en otros ámbitos.

Más allá de las utilidades profesionales que escribir siga teniendo en el corto plazo, creo que la escritura (sin asistencia de una IA) seguirá siendo una de las mejores herramientas para ayudarte a pensar con claridad. Si quieres realmente entender un tema, creo que escribir sobre él en tus propias palabras es de las actividades más efectivas que puedes hacer. También, como herramienta de introspección — por ejemplo, al escribir un diario de vida — escribir tiene una recompensa intrínseca que espero que ninguna inteligencia artificial pueda sustituir por el momento.

Para terminar, quiero aclarar que estoy hablando del futuro próximo, en un corto o mediano plazo. Como ya he escrito antes, creo que nada impide que en un futuro (no tan) lejano desarrollemos una inteligencia artificial general que haga que todas las habilidades humanas sean dispensables. Esperemos haber resuelto el problema del control para ese entonces.

Referencias

Consulté muchos artículos y videos para escribir esto. Lo más importantes fueron estos:

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