Por alguna razón la gente piensa que soy muy madrugador y me levanto apenas suena el despertador.

O peor, hay gente que piensa que soy de esos seres iluminados que abre los ojos un minuto antes de que suene la alarma. Y que me quedo ahí esperando, con una sonrisa en la cara, a que suene el despertador para levantarme.

No podrían estar más equivocados.

Soy capaz de postergar el despertador toda la mañana y dormir con el teléfono en la mano para seguir apagándolo apenas suena. Porque, ¿para qué levantarme bien ahora si puedo dormir pésimo una hora más en intervalos de 5 minutos sobresaltados?

Creo que lo único que me saca de la cama con seguridad es la adrenalina de saber que ya se me hizo un poco tarde para trabajar y que si no me levanto en ese momento se me hará escandalosamente tarde. Porque al menos eso sí trato de ser: puntual.

Durante mi vida adulta he intentado de todo para levantarme cuando suena el primer despertador y he fracasado notablemente. Nada funciona. O nada me ha funcionado tan bien como la solución que encontré este año. Llevo 4 semanas levantándome clavado a la misma hora. Sin postergar el despertador. Sin volver a dormir.

Si tú eres de esas personas que tiene el don o la disciplina de levantarse a la primera, no te recomiendo seguir leyendo este artículo porque no tengo nada valioso que ofrecerte. Es más, preferiría que hiciéramos como que nunca te enteraste que tengo este problema. Gracias.

Pero si eres de los míos, déjame contarte la técnica que encontré. Primero , eso sí, voy a explicarte por qué esto para mí es importante. Si no te interesa, te lo puedes saltar.

Además, espero que escribir esto me sirva como compromiso público para seguir manteniendo la racha.

¿Por qué es importante levantarse a la primera?

Sueño y motivación

La ciencia del sueño todavía no ha dado un veredicto concluyente sobre el impacto negativo de postergar la alarma. No obstante, sí sabemos que dormir de forma fragmentada tiene efectos negativos sobre el descanso, el desempeño y el estado de ánimo durante el día. Este sería el mecanismo que hace que al postergar la alarma, terminemos peor (estudio donde hablan sobre esto).

Además, encontré varios artículos y videos que sugieren que levantarse todos los días a la misma hora es positivo para tu salud. Esta es otra razón por la cual es bueno evitar postergar la alarma. Especialmente, si eres de los que pone la alarma a las 7 y se levanta a las 9 – como yo.

Personalmente, también creo que postergar la alarma es desgastante psicológicamente porque implica comenzar el día con un acto de falta de voluntad que se arrastra durante el resto de la jornada. Es como partir desayunando papas fritas. Después de eso no puedes esperar comer sano al almuerzo.

Para mí, levantarse a la primera significa partir el día con una mini victoria. Me transmite la sensación de ser una persona que respeta lo que se propone (o al menos lo que se propuso la noche anterior). Es como cuando sales y dices “voy a tomar 2 chelas y ya” y efectivamente lo cumples. He notado que hacerlo me genera un buen estado de ánimo que se mantiene a lo largo del día.

Cronotipo versus tiempo creativo

Hay un par de estudios que asocian tu inclinación a madrugar o dormirse tarde con tus genes. En otras palabras, parece que hay personas que están simplemente hechas para levantarse y trabajar temprano y otras que no.

Dato aparte pero interesante: según otro estudio realizado observando cazadores-recolectores de Tanzania, los diferentes cronotipos (así se llama tu “perfil de sueño”) podrían ser una adaptación evolutiva para distribuir los turnos de vigilancia de una tribu. Los distintos hábitos de sueño garantizan que siempre haya alguien cuidando a los demás mientras duermen.

Volviendo al tema central: si mi cronotipo está determinado por mi biología… ¿por qué no me conformo con levantarme lo más tarde posible? La respuesta tiene que ver cómo organizar el tiempo y las prioridades.

Si has tratado de tener algún pasatiempo creativo además del trabajo, te habrás dado cuenta de que cuesta mucho encontrar tiempo y energía para hacerlo. Entre las tareas domésticas y trabajar, en los días laborales casi ni queda tiempo. Y los fines de semana se pasan en… quién sabe qué.

Por esto, creo que comenzar el día con tiempo creativo — aunque sea breve — es la mejor forma de garantizar que estas actividades ocurran. Por el otro lado, si dejo la escritura para el final del día, siempre encuentro alguna excusa para no hacerlo: tengo que seguir trabajando, o tengo que cocinar, o tengo que dormir.

Partir el día haciendo lo más susceptible a fallar es la mejor forma de evitar fallar.

De hecho, los períodos en que más productivo he sido escribiendo han sido porque logro mantener el hábito diario de escribir antes de empezar a trabajar. Tal vez no avance demasiado, pero me mantengo avanzando. Por cierto, lo avanzado en la mañana se puede retomar en otros momentos del día. Pero hacerlo primero es indispensable para no perder el impulso creativo.

La técnica

Después de toda esa explicación que ojalá hayas encontrado interesante, acá va la técnica que he estado usando:

Dejar el teléfono lejos de la cama con un despertador que requiera alguna dificultad para ser desactivado.

La técnica tiene 2 partes, y las dos son claves para el éxito.

Dejar el teléfono lejos de la cama

Esto es un poco obvio. Dejar el teléfono lejos de la cama te ayuda a salir de la cama por las mañanas.

Pero además tiene un beneficio igualmente potente que no había notado antes: no tener el teléfono a mano antes de dormir, evita que me distraiga leyendo noticias, newsletters, redes sociales o cualquier otra cosa en la cama. Esto hace que me pueda quedar dormido mucho más rápido y además me hizo recuperar entre 10 a 20 minutos diarios perdidos antes de dormir. (¿Quieres usar menos tu teléfono durante el día? Lee más acá)

Parece algo pequeño pero realmente hace la diferencia. También hay estudios que lo evidencian.

Usar un despertador con dificultad

Esta parte también es importante. Dejar el teléfono lejos de la cama no sirve si es que después te vuelves a acostar. Lo sé porque lo he hecho.

Pero encontré la solución: usar un despertador con dificultad. Después de probar varias aplicaciones, la que más me gustó fue Alarmy. La gracia de Alarmy es que para desactivar el sonido, tienes que resolver ejercicios matemáticos, aunque también puedes usar otro tipos de desafíos según tu gusto. Yo lo tengo con tres sumas de 3 números de 2 dígitos (98 + 77 +24).

La gracia de estos desafíos es que ayudan a despertar la parte consciente de tu cerebro. O en términos psicológicos: poner a cargo al sistema 2 por sobre el sistema 1. Una vez que tu yo consciente toma el control, es mucho más fácil entender que volver a la cama “solo 5 minutos” es una pésima idea.

Bonus tip: cómo dejar el café

Otra técnica que he estado probando hace un tiempo es reemplazar el café de la mañana por una caminata de 10 minutos al aire libre, en la cual reciba la mayor cantidad de sol posible.

Según Andrew Huberman, neurocientífico experto en este tema, recibir luz solar dentro de la primera hora del día es el mecanismo más efectivo para mantenerse despierto durante la jornada y mejorar la calidad del sueño en las noches.

Desde que empecé a practicar esto, me siento mucho menos somnoliento durante el día y he bajado drásticamente mi consumo de café: de 2 cafés al día ahora tomo máximo 2 a la semana, solo los días que me siento particularmente cansado.

Resultados

Llevo cuatro semanas usando esta técnica (que me costó un par de intentos fallidos refinar) y me ha funcionado de maravillas. No he vuelto a postergar la alarma ningún día después de levantarme.

De hecho, ya estoy comenzando a adelantar la hora de levantada porque me gusta cada vez tener más tiempo libre en las mañanas. También estoy experimentando con las actividades que hago en la mañana (y su orden) para encontrar la rutina perfecta. De eso te podré contar más adelante.

En resumen, si te cuesta levantarte temprano o tienes problemas para levantarte a la primera: intenta con esta técnica. Si la implementas como yo, es casi imposible fallar.

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