Hace un poco más de tres meses empecé a escribir un diario de vida todas las mañanas. Al principio fue muy extraño, pero en poco tiempo pasó a ser una práctica fundamental para comenzar cada día con foco y motivación. Hoy se cumplen cien días desde que comencé a hacerlo, así que quise aprovechar para compartir mi experiencia.

Además de tener un impacto positivo en el resto del día, escribir me ha ayudado a ganar claridad, sentido, visión hacia el futuro y a conectarme más profundamente con mis sentimientos. Sin duda creo que mi bienestar mejoró, así que pretendo seguir haciéndolo por mucho tiempo más. En este artículo te contaré los principales beneficios que he notado para que te animes a hacerlo tú también.

¿Buscas ideas de experimentos para tu vida?

Suscríbete y recibe mis artículos directo en tu correo.

Lo que hay que hacer

La práctica es sencilla: todos los días haz un tiempo para reflexionar sobre tu pasado, presente y futuro y dejar esos pensamientos por escrito. Puedes escribir en digital o en papel, como más te acomode. Yo escribo en un archivo .txt, porque me ayuda a concentrarme.

Puedes escribir sobre lo que tú quieras. De hecho, el contenido irá variando cada día: problemas, hechos, sueños, metas, penas, alegrías, o cualquier otra cosa. Todo es material para ser examinado en tu diario.

Al empezar, se siente un poco forzado. A pesar de que estamos todo el día pensando, poner ideas por escrito puede resultar poco natural. Para hacerlo más fluido, te recomiendo poner énfasis en describir las cosas que hiciste el día anterior y cómo te sentiste haciéndolas. Es sencillo y te darás cuenta del montón de ideas que emergen de tus experiencias de un solo día.

Si quieres hacerlo con regularidad, trata de dejarlo para el mismo momento cada día. Yo lo he estado haciendo apenas me levanto, pero creo que antes de dormir también sería un momento excelente. ¡No olvides anotar la fecha de cada entrada!

Los beneficios que he descubierto

Sentir menos ansiedad

Muchas veces una preocupación ocupa espacio en nuestra mente porque es algo abstracto. Me he dado cuenta de que aterrizar esas sensaciones me ha servido para entenderlas y descubrir que las cosas en general no son tan graves como parecen. Por escrito, todo se ve más abordable.

En días muy estresantes, he aprovechado mi diario para escribir una “lista de las cosas que me preocupan”. Esto también me ha ayudado a sentirme en control y tomar acción al respecto.

También, cuando un tema aparece varios días seguidos, escribirlo me ha servido para detectar inquietudes que no sabía que tenía y poder darle la prioridad que se merece.

Pensar mejor

Escribir todos los días le ha puesto turbo a mi creatividad. Me he dado cuenta de que poner una idea por escrito hace más fácil estructurar una línea de pensamiento e ir construyendo sobre ella. Y cuando las ideas se materializan, es mucho más probable que terminen saliendo al mundo real.

Esta mejor forma de pensar ha sido muy útil para resolver problemas dentro y fuera del trabajo. Muchas veces comienzo a escribir lleno de preguntas y salgo con algunas respuestas. Escribir me ha ayudado a enfrentar estas preguntas desde muchas perspectivas, hasta encontrar respuestas que me satisfagan.

Conectarme con el futuro

Hay días en que solo escribo sobre el futuro: cosas que me gustaría lograr, el estilo de vida que me gustaría tener o intereses que deseo explorar. Creo que ir poniendo por escrito estos sueños y metas me ha ayudado a identificar ciertos temas recurrentes que son importantes para mí.

Ganar claridad sobre lo que quiero para el futuro ha sido muy útil para orientar las cosas que estoy haciendo hoy, especialmente para decidir qué cosas vale la pena hacer y qué cosas no. Esta claridad me ha ayudado a encontrar una sensación de sentido y apropiación sobre mi vida.

Actuar y corregir el rumbo

No solo ha mejorado mi proceso creativo, escribir un diario también me ha servido para transformar estas ideas en acción: pasar de una idea a un plan sobre cómo llevarla a cabo.

Al repasar un día y sus sentimientos, te das cuenta de lo que salió bien y de lo que no. Cuando reflexionas sobre eso, resulta directo pensar en cómo hacerte cargo y mejorar. De esta forma, escribir ha sido un modo de asegurar que mis experiencias se están transformando en aprendizajes.

Además, la mayor claridad sobre el futuro, sumada a esta reflexión diaria me ha permitido cuestionar si mis acciones me acercan o alejan de las cosas que valoro. Así, cada día es posible corregir el rumbo.

Abordar el día con estrategia

Es frecuente desvivirse apagando incendios, atrapados en lo urgente sin dejarle tiempo a lo importante. Sin embargo, si no hacemos espacios para reflexionar sobre cómo mejorar, corremos el peligro de quedarnos estancados.

Escribir cada mañana me ha permitido definir una estrategia para abordar los días caóticos: priorizar lo urgente pero reservar tiempo para aquello que requiere reflexión y dedicación profunda. Es más fácil enfrentar un día complicado con una estrategia, en vez de simplemente responder a lo que va surgiendo.

También me ha servido para preparar algunas conversaciones difíciles: pensar en lo que quiero decir y cómo quiero decirlo, para ser más eficaz y asertivo. (¡Y no solo en el trabajo!)

Expresar gratitud

Muchas veces tenemos días buenos, momentos alegres, o espacios de tranquilidad y los pasamos por alto. Revisitar estos en mi diario me ha ayudado a conectarme con esa felicidad e identificar las personas y oportunidades que agradezco tener en mi vida. El hecho de darme cuenta de que ciertas acciones de ciertas personas me han hecho feliz, me ha motivado también a expresarles mi gratitud.

Conclusión

Esta práctica ha sido una de las cosas más importantes que me ha pasado en el último tiempo. Si te sientes perdido, estancado, deprimido o ansioso, de verdad te recomiendo que lo intentes. Es un hábito sencillo que te dará mucha claridad y foco, especialmente en estos tiempos difíciles. No te tomará más de un rato cada día, y en una semana ya verás algunos resultados.

Y si aún no te convence, te dejo con esta frase del buen Borges:

Al recordarse, no hay persona que no se encuentre consigo misma

Jorge Luis Borges (El libro de arena)

Si llegaste hasta acá, te gustará lo que viene