The Subtle Art of Not Giving a Fuck (2016) es un libro de autoayuda escrito por Mark Manson, un bloggero gringo éxito de ventas. El título ya nos da una buena idea de cómo será el libro, aunque es más o menos intraducible al español. Algunos de los lamentables intentos de traducción que he visto son: “El sutil arte de que te importe un carajo” y “El sutil arte de que (casi todo) te importe una mierda”. Ninguno le hace justicia a la elocuencia del original.

Como buen libro de autoayuda, The Subtle Art te propone formas de pensar y de tomar decisiones para vivir mejor. No obstante, sus consejos son justo lo contrario de lo que uno esperara de un libro de autoayuda tradicional: Mark Manson propone dejar de preocuparse tanto por ser feliz, y de hecho, dejar de preocuparse tanto por casi todo. De ahí viene el título: to not give a fuck es algo así como “que me importe una mierda” y este libro es sobre el sutil arte de decidir qué cosas deberían importarte una mierda y qué cosas no.

Fue una de mis lecturas favoritas de 2020. Es un libro conciso (tiene menos de 200 páginas), honesto, con hartas chuchadas y una buena dosis de humor negro: me reí a carcajadas varias veces. Sin embargo, también es un libro inteligente y profundo en el que se mezclan ideas de filosofías como el budismo y el estoicismo, sin perder el foco en su valor para ayudarte a tomar decisiones.

Esta es la mayor virtud del libro: su valor práctico para cambiar tu forma de pensar. A mí me hizo cuestionarme muchas cosas, así como hacerme sentir más seguro de otras. Te lo recomiendo mucho si estás pasando por un bajón existencial o sientes que nada tiene sentido. Sus consejos te van a servir para hacerte cargo de tus problemas y aprender a disfrutar haciéndolo.

Y si todavía no te convence, déjame contarte tres ideas del libro que me gustaron mucho.

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Tres ideas que me gustaron mucho

La vida es un problema en constante resolución

Siempre hay problemas. Es inevitable. La insatisfacción es un fenómeno inherente a la naturaleza humana: todo nos aburre, molesta o genera algún malestar más temprano que tarde. La persona que escoges para tener una relación es con quien tienes conflictos. La casa que eliges para vivir es donde tienes que hacer arreglos. Y así un largo etcétera. Incluso cuando logras resolver un problema, la solución es simplemente la creación de tu problema siguiente.

Por esto, es insostenible apuntar a una vida sin problemas. Por el otro lado, es mucho más razonable aspirar a una vida llena de problemas buenos, cosas que nos dé gusto resolver. Para escoger un buen problema, hay que preguntarse: ¿por qué cosa me daría gusto esforzarme y soportar el sufrimiento de resolverla?

La felicidad proviene de resolver problemas, por lo que una vida dedicada a resolver buenos problemas será una vida buena. Esta idea me hizo pensar sobre cuáles son los problemas que quiero resolver, y si efectivamente son a los que estoy dedicando mi tiempo.

Siempre estás escogiendo

La única diferencia entre un problema que te agobia y uno que te hace sentir empoderado es la decisión consciente de hacerte cargo. Incluso cuando no te das cuenta, siempre estás escogiendo hacerte responsable o no de las cosas que te pasan. Puede que muchas veces no tengas la culpa de lo que te ocurre, pero siempre tendrás la responsabilidad de hacerte cargo de ello.

Si otra persona te hace daño, no puedes obligarla a hacerte sentir mejor. Es tu responsabilidad recuperar tu bienestar. Si tu genética juega en contra de tus metas, puedes echarle la culpa, pero seguirá siendo tu responsabilidad hacer lo que quieras hacer. Mucha gente evita hacerse responsable de sus problemas porque asume que es un sinónimo de tener la culpa por ellos. No obstante, al hacerte cargo, retomas el poder sobre las cosas que te pasan. Hacerlo o no es una decisión que siempre estamos tomando.

Me gusta esta idea porque está muy alineada con el estoicismo. Me recuerda a una frase de Meditaciones: “Ten siempre presente, ante cualquier circunstancia que te pueda causar dolor: esto no es una desgracia, sino una dicha sobrellevarlo con entereza”.

El compromiso puede ser liberador

Los millennials somos una generación malcriada que quiere tenerlo todo. Visitar decenas de países, tener un millón de amigos, ser independientes y probar todos los placeres que la vida tiene para ofrecer. Amamos la libertad y por eso no le decimos que no a nada.

El problema es que la libertad por sí sola no significa nada. Si aceptas todo, no te opones a nada, no luchas por nada y nada te importa más que pasarlo bien. Así, una vida “libre” es probablemente una vida insatisfactoria y sin mucho sentido.

Para apreciar algo verdaderamente, hay que comprometerse con ello. Ya sea una relación, un trabajo, un hobby o cualquier otra cosa: el goce y sentido en profundidad provienen de invertir a largo plazo en algo y aprender a rechazar las otras opciones. De esta forma, comprometerse trae una riqueza de oportunidades y experiencias que no podemos conocer si nos distrae cada cosa nueva.

Optar por el compromiso puede liberarte de las distracciones y ayudarte a disfrutar lo que has escogido como verdaderamente importante. Una idea contraintuitiva en los tiempos que corren, pero en mi experiencia, profundamente cierta.

Esa fue mi breve reseña de The Subtle Art of Not Giving a Fuck. Espero te haya interesado, o al menos haya sido útil para saber de qué se trataba el libro. ¿Te interesa leerlo? ¿Tienes alguna duda? Cuéntame en los comentarios.

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